Aterrizar en una ciudad completamente desconocida con la única compañía de unas maletas a punto de reventar. Empezar desde cero donde no te conocen de nada. Añoranza, ilusión, nuevos retos.
Atreverse a decir la primera palabra, las presentaciones de rigor. Las primeras risas que llevaran a los primeros cafés y salidas nocturnas. Pisos de estudiantes llenos a rebosar. Más presentaciones. Conocer a gente maravillosa. Quedar, salir, bailar, volver a las tantas.
Ir cogiendo confianza, compartir cada vez más cosas. Darse cuenta de que aquella gente que conociste en aquel piso se han convertido en grandes amigos. Amigos que nunca se olvidarán.


Él es
AGUS, una de esas personas maravillosas y que nunca olvidaré.